lunes, 30 de noviembre de 2009

“Los peregrinos son una bendición”

30/11/2009

Última parte de la entrevista de Margarita Díaz Rubio al fraile franciscano Rafael Dorado, cuya primera parte se publicó bajo el título “El fraile que cuida el Huerto de los Olivos” ¿Qué miedo hay además de todo lo político? El Islam está penetrando poco a poco en el mundo y ya está en Latinoamérica. Europa no ha caído en la cuenta, pero no tarda mucho en que la penetración de sus enseñanzas y actitudes los avasalle.

¿Qué piensa de los peregrinos? Que es una gracia de Dios poder venir acá. Es una renovación espiritual, hay muchas reflexiones espontáneas que se pueden hacer y mucho para pensar y meditar. Y estoy seguro que estas peregrinaciones cambian muchas vidas y muchos conceptos erróneos. Y llevan frutos al lugar de origen si entienden y saben que, siguiendo su camino, tendrán una mejor clase de vida.

Ésta es mi misión y esto me da vida y entusiasmo.

¿Y del sacerdocio? Me gusta pertenecer a una congregación. Me siento acogido. Pienso que en el sacerdocio deberíamos renovarnos día a día y no caer en la rutina diaria; debemos pensar que después de Dios estamos nosotros para llevar Su palabra y que esto es una tremenda responsabilidad.

Lo importante no es dónde naces sino ir donde está Dios para seguir sus enseñanzas. La misión del sacerdote es llevar a las almas a Cristo.

¿Me puede decir qué es la felicidad? ¿Es usted feliz acá? Claro que sí le contesto. Soy andaluz y tengo ilusiones y sentido del humor y me río de cualquier problema; digo anda, anda. Soy optimista y estoy enamorado de la Tierra Santa. La felicidad es la realización personal al tratar de lograr las propias convicciones. Con congruencia hacia lo que vives y lo que eres, pues nadie va a vivir consigo mismo más que uno mismo. Tengo un amigo sacerdote que perdió el piso y se casó con una divorciada que con el tiempo lo abandonó. El pobre no fue feliz ni lo es ahora tampoco. Tiene un desasosiego enorme y una tristeza infinita que se le nota con sólo mirarlo. En ese sentido yo he tenido tentaciones fuertes y las he sabido vencer pues cuando decidí consagrarme a Dios lo hice con pleno convencimiento.

¿Y cómo logró vencer lo que me dice? Cerrando la puerta. Si tú dejas un resquicio abierto ten por seguro que ahí entra todo de lo que algún día te vas a arrepentir. Las tentaciones llegan y algo te susurra al oído diciéndote que no importa que no vaya a pasar nada; hay que trabajarlo. Un buen día tuve un problema con una chica muy linda que me buscaba todo el tiempo y antes de que me pasase nada cerré la puerta quitándole las obligaciones que tenía y dándoselas a otra chica muy feíta que era su amiga. La bonita se molestó mucho pero ni modo.

Padre, perdone la pregunta, ¿las principales tentaciones vienen con el sexo? No, para mí lo más importante y difícil es la obediencia. Recuerdo que un día antes de consagrarme tuve unas dudas enormes y mi asesor me dijo que lo del sexo era secundario. Que mi principal problema sería la obediencia y así ha sido.

* * * Salí de Getsemaní, crucé el Huerto de los Olivos y vi a la majestuosa y sufrida Jerusalén a lo lejos. Y agradecí a Dios por esos hombres que ayudan a mantener la fe en nosotros dando su vida por Él y un ideal.

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